Museo de San Pablo / Lina Bo Bardi
En el Museu do Sao Paulo (1968), la obra prima de Lina Bo Bardi, arquitecta moderna ítalo-brasileña, se observa una arquitectura signada por el brutalismo de Le Corbusier. Ella piensa en una arquitectura para el habitar, para el ser humano y toma al hormigón pretensado para dar grandes luces. De este modo, plantea un espacio en la planta baja libre para reunir personas: el museo no como un espacio cultural cerrado e inaccesible, sino un lugar más de la ciudad que enriquece la vía pública.
Catedral de Brasilia / Oscar Niemeyer
Oscar Niemeyer en Brasilia desarrolla un regionalismo con referencias al movimiento moderno pero toma como referencia a su paisaje dominado por los morros y la curva. En la Catedral de Brasilia (1970) propone una suerte de boomerang de hormigón para optimizar la economía de recursos con una gran presencia de la técnica y sistematización de elementos. También aparecen los azulejos azul cobalto heredados de la cultura portuguesa.
Iglesia del Cristo Obrero / Eladio Dieste
Eladio Dieste, ingeniero uruguayo, en la Iglesia del Cristo Obrero también piensa en una arquitectura para la gente, como una forma de humanismo, usando recursos con los que contaba el lugar. El ladrillo, elemento simple y barato, pero revalorizado a partir de un profundo estudio técnico y morfológico, pensando en la mano de obra local le permite crear formas atractivas a partir de la plasticidad.
Biblioteca Virgilio Barco / Rogelio Salmona
Rogelio Salmoma, en Colombia, estudia exhaustivamente el ladrillo y diseña la Biblioteca Virgilio Barco. Plantea una estructura circular, creando rincones e integrándose a los cerros orientales de Bogotá. Asimismo, a partir de la construcción de tres pisos, permite la disposición de terrazas interconectadas con vistas panorámicas a la ciudad
Biblioteca Parque España / Giancarlo Mazzanti
Giancarlo Mazzanti en la Biblioteca Parque España (2007), en Colombia, un país fragmentado, con conflictividad social, diseña bajo un entorno inmediato de viviendas de emergencia, implantadas de manera caótica. Es importante destacar la planificación por parte del Estado en ver en la arquitectura una posibilidad de enriquecer la calidad de vida de los habitantes. Mazzanti proyecta tres rocas habitables y visibles desde el valle como símbolo de ciudad amalgamadas por una explanada y espacio público que albergan tres programas distintos: biblioteca, centro comunitario y centro cultural. Construidas como cáscaras-membrana pero con centro nuclear de estructura de hormigón con tensores vinculantes son una intervención de primer nivel en el peor lugar. En síntesis, es una decisión política de envergadura puesto que intervenir con tal obra arquitectónica-urbanística en la parte más alta de un cerro es intervenir en la zona a la que no llega nadie. Asimismo, el teleférico es una gran inversión que permite una excelente comunicabilidad en la ciudad.
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